¿Estancamiento de la economía chilena? El relato vs el dato [PARTE 1]

Sientifiko
13 min readFeb 12, 2024

Hace un rato que varios economistas progresistas, de centro y derecha, hablan de la pérdida de dinamismo, y estancamiento de la economía chilena. Que el crecimiento era del x% y ahora es menor, que se perdieron políticas pro crecimiento, que soa Bachele, y un montón de datos sacados de la manga.

Pero para variar una discusión que pudiera ser tan abordable en materia de datos, existiendo para esta abundancia, ha sido paradójicamente carente de ello. Así que saqué el PIB per cápita a precios encadenados del Banco Central, tomé el PIB per cápita global a poder de paridad de compra en dólares del 2017 del Banco Mundial, y lo complementé con los datos del PIB real per cápita de las Penn World Tables, todo desde 1990 en adelante.

A continuación evaluaré cuantitativamente el relato con la dosis justa de econometría considerando los siguientes aspectos.

  • El PIB potencial y el PIB real de Chile. Su comportamiento, ciclos, quiebres, etc.
  • El PIB de Chile vs el PIB mundial y regional
  • El cierre de brecha de crecimiento
  • El rol del súper ciclo de los commodities
  • La evolución de la productividad
  • El rol de la pandemia

En esta primera entrega solo consideraré los primeros 3 puntos, dejando los otros tres para más adelante. Como siempre dejaré todos los códigos y datos en un enlace al final para quien quiera jugar y replicar lo que expondré a continuación.

PIB potencial y PIB real

Dentro de la teoría macro, explicado de manera ultra simple, si todos los insumos productivos de un país se están usando a su capacidad plena, ie. ni por sobre, ni por debajo de la Frontera de Posibilidad de Producción (FPP), tendríamos un PIB en equilibrio, o de crecimiento en estado estacionario, es decir, que es capaz de autosostenerse.

Si por ejemplo, un gobierno no estimula la inversión, y por tanto no se crean más empleos, quedando una población con capacidad de trabajo flotante, desocupada, estaríamos en una situación bajo tal frontera, y por ende siendo ineficientes en el uso de los recursos. Si por el contrario, se estan explotando los recursos naturales, o a los mismos trabajadores más allá de lo razonable, esa economía si bien verá aumentada su producción, eventualmente los insumos se desgastarán, devolviendose a un estado de equilibrio, o incluso uno peor, si con este proceso se destruyen tierras o personas de manera irrecuperable.

Ahora, si entendieron el concepto habrán notado que en la práctica la FPP no es directamente observable, por lo tanto debe ser estimada por alguna técnica que generalmente capture la tendencia del PIB, y evalúe si el PIB real está por debajo o sobre esa tendencia. Hay miles de maneras de hacer esto, así que aquí ocuparé 2 grandes perspectivas: la captura del PIB tendencial por regresión simple, por regresión de lag distribuido, y el PIB tendencial por el filtro Holdrick-Prescott. Esto ya que son sencillas de interpretar, y difícilmente técnicas más sofisticadas cambien mucho los resultados.

Veamos el primer gran matiz al relato, vinculado a los niveles del PIB propiamente tales. Como se ve claramente en la figura, la economía chilena nunca ha dejado de crecer desde 1990. En ese año, el PIBpc alcanzaba los $3.929.830, mientras que para 2022 esa cifra casi se triplica alcanzando los $10.339.757 de pesos, por lo tanto la economía chilena de hoy es muchas veces más rica de lo que era cuando la soltó Pinochet. Así también, se puede constatar que para buena parte del periodo sobre todo entre 2004 y 2017, el PIB real siempre se mantuvo por sobre los distintos PIB potenciales estimados, comenzando el proceso de desaceleración recien en 2018, tendencia que se ve influenciada producto de la pandemia.

El PIB potencial 1 es la recta tendencial del PIB obtenida por regresión, el potencial 2 es el obtenido por lag distribuido a 2 rezagos. HP es el filtro Hodrick-Prescott parámetro de suavización 100.

Ahora bien, una cosa es que la economía crezca, y otra es el ritmo de crecimiento, vale decir, cuanto va creciendo año con año, lo que se conoce como la tasa de crecimiento YoY, dada por PIB de hoy, menos PIB del año anterior, dividido en PIB del año anterior. La tendencia de esta tasa genera 3 grandes escenarios representados en la siguiente figura (perdonen el paint).

Para los que no hablan chileno, crecimiento agilado significa un crecimiento muy muy grande un año con otro, mientras que un crecimiento piola, es un crecimiento aceptable

La intuición aquí es bien simple, si hoy me como un pan, y mañana me como 2, el mañana con respecto a hoy implica que mi consumo de pan creción al doble, es decir, una tasa de un 100%, (2–1)/1, pero si al tercer día me vuelvo a comer un pan y medio nada más, porque me dio culpa, entonces con respecto al segundo día, mi tasa de consumo cayó en un 25% (1.5–2)/2, no obstante, mi consumo sigue siendo más alto que con respecto al día 1, y en ningún caso es que no haya comido nada. Si esta tendencia se repitiera una semana, o un mes, veríamos la tasa plana que está en negro.

Luego podremos imaginarnos que pasa en los otros dos escenarios: en el verde, si me vuelvo loco, y cada día me como el doble de panes que el anterior, y nunca reduzco ese consumo, mi tasa seguirá subiendo, mientras que en el caso rojo, si cada día me como la mitad de panes que el día anterior, mi tasa bajará siempre. Por último, en series largas es posible encontrar periodos de crecimiento agilado, seguido de piolas, y luego decrecimiento, y varias combinaciones de ese tipo.

Dicho eso, veamos que pasa con nuestro PIB per cápita. Es aquí donde es posible vislumbrar el acusado estancamiento chileno, no es con respecto a la “cantidad de panes” los que siempre han ido creciendo, sino, al ritmo de crecimiento de esos panes, los cuales han enfrentado periodos más y menos acelerados de creación, y que a la larga han ido, al menos tendencialmente, moviéndose en línea con el decrecimiento, cuestión que debe ser tomada con mucha mesura ya que la última parte de la serie está muy influenciada por el efecto pandemia, el cual estudiaremos más adelante.

Aquí es importante ir haciendo algunos razonamientos cuantitativos respecto a la historia del país, elementos que subyacen a los quiebres que podemos identificar en la serie en la recta de color negro. Primero debemos señalar que en 1990 Chile sale de una dictadura de crecimiento económico bastante mediocre, con un nivel de pobreza que a la línea de los US$3.65 diarios alcanzaba casi un tercio de la población, con salarios reales estancados durante una década, y altísimos niveles de inflación, combinación que hablaba de bajísimos niveles de bienestar y riqueza social (salvo para los más ricos). La única receta no inflacionaria para salir de esto, no era otra cosa que el crecimiento, y aquí Chile logró aprovechar bastante bien el ciclo de apertura comercial que se da durante la primera década de los ’90, que como veremos en el siguiente apartado, impulsa a buena parte de la economía regional y mundial.

No obstante el crecimiento sostenido o autoperpetuado tiene sus costos o frontera: eventualmente se me agotan los recursos naturales, cae su ley, o los determinantes de su demanda, y por tanto, buen precio, desaparecen, como tiende a ocurrir con los commodities, etc.

Para evitar esta situación y estancamiento, la lógica aplicada en los países hoy desarrollados, ha sido aumentar la productividad, por ejemplo por medio de complejizar su matriz tecnológica. Siguiendo la analogía del pan, haciendo sus hornos más pequeños y eficientes, generando una masa que se hornee más rápido, o entregue más contenido calórico por unidad, etc. Este tipo de fenómenos o shocks tecnológicos es uno de los componentes centrales que ha estado detrás de las grandes revoluciones industriales, particularmente la de los nuevos países industrializados.

Pero ello ha requerido un fuerte acompáñamiento de políticas industriales para las que en Chile ha existido un consenso de izquierda a derecha, en su rechazo, dejando el modelo de desarrollo al arbitrio del “mercado”, hasta el día de hoy. Pero tal como vemos en las series, el patrón recesivo en ciclos casi exactos de 10 años, sumado a la tendencia decreciente de largo plazo en el ritmo de crecimiento, no son otra cosa, que el lento y tortuoso agotamiento de ese modelo, incubado en dictadura y qué ningún programa político se ha atrevido a cambiar, ni siquiera el actual de Boric.

El PIB de Chile vs el PIB mundial y regional

Aquí es preciso transparentar que el análisis anterior es totalmente limitado, y cualquier analista que se quedara solamente con este sería un charlatán. Hoy por hoy, los mercados y la economía ES un sistema global que se reproduce a escalas locales. Y no solo por que lo que ocurre hoy en cualquier parte del mundo, acaba impactando al resto, sino porque desde un punto de vista analítico, lo que podríamos creer es un atributo de un mérito local, en realidad obedece a macro mecánicas globales.

Vale decir, el supuesto mérito de los ’90 o decrecimiento posterior a la década del 2010, podría no ser otra cosa que el reflejo de lo que ocurriría a nivel mundial o regional. Para esto visualizaremos la tendencia global del PIB, lo cual se muestra en la siguiente figura.

Esta mirada nos entrega muchas más perspectivas respecto de la posición de Chile en el crecimiento global. Durante todo el periodo analizado, Chile crece muy por encima de la mediana global, con un PIB que a ratos se aproximó bastante al de los países entre el 75% de mayores PIB tales como Suiza, Alemania, EEUU, Emirátos Árabes, Puerto Rico, entre otros, pero sin alcanzarlo nunca.

Por otra parte, salvo por el ciclo del ’90 hasta la crisis del “Efecto Tequila” en 1994, la tendencia del crecimiento Chileno mostró saltos homólogos al de los países más ricos, no obstante en los grandes impulsos como el ciclo de 2004 a 2009 o el del 2014 a 2019, su tendencia estuvo muy por debajo al desempeño que mostraron estos países para el mismo periodo, haciendo recordar el clásico de diagnóstico de “Desarrollo Frustrado” de Aníbal Pinto.

Ahora al ver la tendencia con respecto a la región, se explica un poco mejor el relato que se ha construido en torno al “milagro chileno”, particularmente cuando observamos a Chile con respecto a sudamérica, lo que se muestra en la siguiente imagen.

En este caso Chile se vuelve el buen alumno y lider casi indisputado desde 1995 en adelante (y que tortuoso saber que el país que marcaba el mejor desempeño en los años previos no era otro que Argentina). Pero al mismo tiempo, esta gráfica nos muestra lo “latinoamericanizado” del movimiento chileno: El tendencial chileno y regional, se mueven casi en perfecta sincronía. Esto se hace aún más evidente si observamos el panorama de la región completa (Latinoamérica y el caribe).

En este caso Chile se codea directamente con el liderazgo regional en su conjunto, casi con sus mismos saltos y repliegues, y particularmente en estos últimos, mostrando una mejor capacidad de amortiguación, siendo la recesión pandémica el caso paradigmático. Dicho de otra forma, la tendencia del crecimiento chileno, pareció no ser otra que la seguida por los líderes de la región como son Panamá, Puerto Rico o Uruguay (excluyendo los famosos paraísos fiscales como las Bahamas o las Islas Caiman), esto es, un desempeño que los ubica de manera sobre saliente a sus pares locales, pero que por alguna restricción estructural, se mantienen sistemáticamente por debajo de la frontera del “catch up” con el mundo desarrollado, brecha que por lo demás, se ve interrumpida de manera cíclica por crisis o recesiones globales, obligándo un crecimiento orientado más a recuperar lo perdido, que a uno explosivo.

Visto esto, un último aspecto a explorar es como se comportaron los países que en los ’90 tenían un PIB similar al chileno en las décadas siguientes. Dado que el PIB per cápita de Chile en 1990 era de unos US$9.700 a precios constantes del 2017, construiremos una banda que va entre los US$8.000 a los US$11.500 para ese mismo año (si inspeccionan visualmente el “vecindario” de PIBs, notarán por qué esta banda hace sentido). Una vez filtrados estos países, miramos sus PIB en 1990 y calculamos su tasa de crecimiento en una ventana de varias décadas después, con la fórmula (PIB_t+k-PIB_t)/PIB_t, donde k es la cantidad de años después al año actual t.

Para este ejercicio tomaremos el declive del superciclo de los commodities en 2015, y el año más actual para el cual tenemos PIB globales, el 2022, esto se muestra en la siguiente gráfica.

Países en código ISO de 3 letras

En ambas ventanas de tiempo se confirma la tesis del “buen alumno”. Comparado con pares de PIB relativamente cercanos, hasta el 2015, Chile se encontraba entre los países que más había aumentado su crecimiento siendo solo superado por Trinidad y Tobago (TTO), país que logró más que triplicar su PIB per cápita con respecto a los ’90. No obstante, cuando extendemos la ventana hacia el 2022, se hace muy patente el efecto pandemia la cual golpeó muy fuerte a TTO, país que ya venía sufriendo desde el 2015 los embates de la crisis de precios del petróleo, su principal producto.

Esto dejo a Chile como uno de los países líderes en la región, y con respecto a su vecindario en los ’90, al mismo nivel de desempeño que Malasia (MYS). Este último país ofrece un interesante punto de comparación sobre estrategias de progreso económico. Como se ve en la siguiente figura, aunque Malasia parte un tanto más arriba que Chile en los ’90, la crisis asiática azota fuertemente a este país, manteniéndolo con ritmos de crecimiento bajos con respecto a su potencial hasta 1996, siendo entonces superado por Chile hasta entrada la década del 2010.

No obstante, posterior a la crisis del 2008 que abatió fuertemente a ambos países, se produce un cambio considerable en la lógica de crecimiento de Malasia, más no de Chile, cuestión que ameritaría un estudio más acabado. Hasta este punto solo podemos constatar que, lo que sea que haya iniciado en Malasia desde el 2009, permitió que hacia 2016 volviera a superar a Chile, y resistiera mucho mejor los embates de la pandemia.

El cierre de brecha de crecimiento

Las dos lecturas anteriores nos ilustraron las mecánicas locales y globales del crecimiento, viendo a nivel local la caída tendencial en el ritmo de crecimiento, y a nivel global, un desempeño exitosamente “frustrante”: exitoso en el sentido que logra aprovechar bien los boom económicos globales, frustrante en el sentido de que su crecimiento no lo logra llevar fuera de su vecindaria regional.

Una mirada complementaria a esto último, es ver en qué medida el desempeño local se ha logrado aproximar al de los países más ricos durante el periodo. La fórmula es bien simple, PIB país de interés/PIB país rico, de tal manera que el PIB del país de interés es un ratio de cuanto representa respecto del PIB del país más rico, tal que cifras mayores a 1 señalan crecimientos mayores al del PIB más rico, cifras menores a uno lo contrario, y cifras iguales o cercanas a uno, igualdad entre ambos PIB.

Esta métrica da un matiz interesante, en la medida que nos entrega puntos de referencia fijos para evaluar si el crecimiento está por encima o por debajo de lo “deseable”. Aquí una convención muy utilizada es sacar el ratio con respecto a Estados Unidos, así que partiremos por este, en conjunto a una selección de casos antes mencionados.

Como se aprecia, esta mirada del desarrollo de Chile parece matizar de manera importante tanto el mito del “buen alumno” o el “milagro chileno”, como del pretendido estancamiento. Como se puede ver, durante la primera década de los ’90, el crecimiento chileno simplemente se ubicó en el “vecindario” a la par de lo mostrado por Uruguay, Panamá o Trinidad y Tobago. Por supuesto, esto seguía siendo un crecimiento acelerado respecto al estado con que partió Chile, pero desde un punto de vista mundial, no parecía ser nada muy “milagroso”.

Aquí 1999 parece haber sido un año visagra, pues los nudos que se comienzan a tejer posterior al rezago que se da con la crisis asiática del ’97, parecieron hundir durante varios años a algunos de los grandes competidores como Panamá o Uruguay, mientras que Chile presenta un despegue lento, pero seguro en un ciclo contínuo de poco más de 10 años de cierre de brecha entre los 2000 hasta 2013. No obstante, es importante notar como TTO, y hacia 2008, Panamá (este último con una gran remontada), presentan cierres de brecha mucho más acelerados que los de Chile quedándose este último como el “buen alumno” pero solo de su vecindario sudaca junto a Uruguay, país que posterior a la crisis del 2008 también, comienza a presentar un cierre de brecha en sincronía al de Chile, pero sin lograr alcanzarlo.

Si juegan con el código cambiando al país más rico, se encontrarán con que esta lectura prácticamente no cambia, salvo por que se ascentúan algunas tendencias, principalmente en lo concerniente al estancamiento de Puerto Rico, país con los niveles de crecimientos más grandes de América Latina y el Caribe, pero que desde 2005 en adelante parece haber enfrentado un severo estancamiento en su brecha de crecimiento.

Finalmente, y para volver a situarnos o sentirnos los peces grandes de pecera chica, si replicamos esta métrica solo considerando al cono sur, vemos que el liderazgo en el cierre de brecha de Chile aparece solo hacia 2014, y no necesariamente por el mérito chileno, como por la brutal debacle de Argentina, país que acumula ya más de una década de aumento en su brecha de crecimiento.

Así también esta gráfica hace extremadamente patente como hacia el fin del super ciclo de los commodities a mediados de la década del 2010, la totalidad de estos países estancan o amplían la brecha de crecimiento, reforzando nuevamente la tesis de que si estancamiento alguno hubo en el crecimiento chileno, poco y nada tuvo que ver con políticas domésticas, sino más bien, con el movimiento global del crecimiento y el comercio, cuestiones que estudiaremos en la siguiente entrega.

Finalmente el código para replicar todo:

https://github.com/sientifiko/crecimientochile

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Sientifiko

Ingeniero Dialéctico. Puede seguirme en @sientifiko1 por tuiter, o @sientifiko.memero en facebook